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viernes, 5 de octubre de 2012

La República de Portugal

Tal día como el de hoy, en 1910, supuso la proclamación de la Primera República Portuguesa y puso fin a la monarquía en Portugal.

La subyugación del país a los intereses coloniales británicos, los gastos de la familia real, el poder de la Iglesia, la inestabilidad política y social, el sistema de alternancia de los dos partidos en el poder (progresistas y regeneradores), la dictadura de João Franco y la aparente incapacidad de acompañar la evolución de los tiempos y adaptarse a la modernidad contribuyeron a un inexorable proceso de erosión de la monarquía portuguesa del cual los defensores de la república, especialmente el Partido Republicano, supieron sacar el máximo provecho. El Partido Republicano se presentaba como el único con un programa capaz de devolver al país el prestigio perdido y colocar a Portugal en la senda del progreso.

Tras la oposición del ejército a combatir a los cerca de dos mil soldados y marineros rebeldes entre los días 3 y 4 de octubre de 1910, la república se proclamó a las 9:00 del día siguiente en el balcón del ayuntamiento de Lisboa. Tras la revolución, un gobierno provisional liderado por Teófilo Braga dirigió el país hasta el nacimiento de la Primera República con la aprobación de la Constitución de 1911. La llegada de la república implicó, entre otras cosas, la sustitución de los símbolos nacionales: el himno nacional y la bandera.

El movimiento revolucionario del 5 de octubre de 1910 se produjo en la línea de acción doctrinaria y política que el Partido Republicano Portugués (PRP) fue desarrollando desde su creación en 1876 con el objetivo de derrumbar el régimen monárquico.

Al hacer depender la resurrección nacional del final de la monarquía, el PRP consiguió desmarcarse del Partido Socialista Portugués, que defendía la colaboración con el régimen a cambio de una serie de mejoras para la clase obrera, y atrajo hacia sí la simpatía de los descontentos.

Por eso los problemas dentro del partido acabaron por ser más cuestiones de estrategia política que de ideología. El rumbo ideológico del republicanismo portugués ya había sido trazado mucho antes por las obras de José Félix Henriques Nogueira y se alteró poco con el paso de los años, exceptuando la adaptación a la realidad del país. A eso contribuyeron las obras de Teófilo Braga, que intentó concretar las ideas descentralizadoras y federalistas abandonando el carácter social en favor de aspectos democráticos. Este cambio tenía como objetivo cautivar a la pequeña y mediana burguesía, que se convirtió en una de las principales bases de la militancia republicana. En las elecciones del 13 de octubre de 1878, el PRP consiguió un diputado: José Joaquim Rodrigues de Freitas, por Oporto.
Se pretendía también que la caída de la monarquía tuviera una dimensión mesiánica, unificadora, nacional y por encima de los intereses particulares de las diversas clases sociales. Esta panacea universal que debía curar, de una vez por todas, los males de la Nación y devolvería al país a la senda de la gloria fue acentuando cada vez más dos vertientes fundamentales: el nacionalismo y el colonialismo. Esta combinación supuso el definitivo abandono del iberismo, patente en las primeras tesis republicanas de José Félix Henriques Nogueira, y se identificó a los monárquicos y a la monarquía con el antipatriotismo y la rendición a los intereses extranjeros. Otro fuerte componente de la ideología republicana fue el marcado anticlericalismo, debido a las teorías de Teófilo Braga, que identificó la religión como un obstáculo al progreso y como la responsable del atraso científico de Portugal, en oposición a los republicanos, que eran una vanguardia identificada con la ciencia, el progreso y el bienestar.

Las cuestiones ideológicas no eran fundamentales en la estrategia de los republicanos: la mayoría de sus simpatizantes ni siquiera conocía los textos de los principales manifiestos pero bastaba con estar en contra de la monarquía, de la Iglesia y de la corrupción política de los partidos tradicionales. Esta falta de preocupación ideológica no significaba que el partido no se preocupase de la divulgación de sus principios. La acción de divulgación más eficaz fue la propaganda hecha a través de sus reuniones y manifestaciones populares, así como de periódicos como A Voz Pública, en Oporto, y O Mundo (a partir de 1900) y A Luta (a partir de 1906), en Lisboa.

La propaganda republicana supo sacar partido de algunos factores históricos de repercusión popular. La conmemoración del tercer centenario de la muerte de Camões en 1880 y el ultimátum británico de 1890, por ejemplo, fueron ampliamente aprovechados y los republicanos se presentaron como los verdaderos representantes de los más puros pensamientos nacionales y las aspiraciones populares.
El tercer centenario de la muerte de Camões se conmemoró con grandes actos: un cortejo cívico que recorrió las calles de Lisboa en medio del entusiasmo popular así como el traslado de los restos mortales de Camões y de Vasco da Gama al Monasteiro de los Jerónimos. Las luces y el aire de fiesta nacional que caracterizó a la conmemoración complementaron el cuadro de exaltación patriótica. La idea de la conmemoración "camoniana" salió de la Sociedad de Geografía de Lisboa pero la ejecución le fue confiada a una comisión constituida por, entre otros, Teófilo Braga, Ramalho Ortigão, Batalha Reis, Magalhães Lima e Pinheiro Chagas, figuras claves del Partido Republicano.
Además de Rodrigues de Freitas, también Manuel de Arriaga, José Elias Garcia, Zófimo Consiglieri Pedroso, José Maria Latino Coelho, Bernardino Pereira Pinheiro, Eduardo de Abreu, Francisco Teixeira de Queirós, José Jacinto Nunes y Francisco Gomes da Silva fueron elegidos diputados representando al PRP en diversas sesiones legislativas entre 1884 y 1894. Desde esta última fecha hasta 1900 no hubo representación parlamentaria republicana. En esta fase, el partido se concentró en su organización interna.

Tras un periodo de gran represión contra el PRP, el movimiento republicano vuelve a la carga y en las legislativas de 1900 obtiene 4 diputados: Afonso Costa, Alexandre Braga, António José de Almeida y João de Meneses.

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